Uno de los retos más apasionantes que tenemos los padres y educadores es saber fomentar la lectura en nuestros hijos y alumnos.
La lectura resulta del todo indispensable para alcanzar una buena formación intelectual y humana. Se ha dicho que la persona que no lee no es mejor que la persona analfabeta. El alimento del espíritu es indudablemente la lectura. O pasamos por ahí o difícilmente podremos elevar nuestro nivel cultural y el de aquellos que nos rodean. Lo leído va poco a poco depositando en nuestro interior una especie de humus en el que se sedimenta la información y el conocimiento que genera las ideas personales. Cuando se lee poco (¡o no se lee!) se termina recayendo en el tópico y las ocurrencias a falta de ideas propias. Nuestro horizonte vital entonces se estrecha y nuestras conversaciones se reducen a los temas de siempre, a las vulgaridades que se comentan en la calle. «Leer, -en opinión del pensador Alejandro Llano- es pensar».
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